sábado, 28 de noviembre de 2009

En mí puedes confiar.
Hoy quiero dedicarle una entrada a mi amiga Sarah, mi diamante.
Recuerdo que hace tres años cuando te conocí creía que eras una egocéntrica, patética e insoportable. Pero cuando te fui conociendo me dí cuenta de que eras igual a mí, impulsiva y dulce, empezaste a ser mi mejor amiga y lo fuiste.
Fueron dos largos años llenos de travesuras, de viajes lejos de aquí aún sin salir de casa. Fueron sueños creados por dos mentes infantiles, fueron dos gritos que solo escuchábamos nosotras mismas.
Pasaron los años y maduraste, me dejaste sola y desprotegida. Te fuiste, te centraste en estudiar, cosa que yo debí haber echo y no lo hice. Aún así nos escuchábamos cuando teníamos problemas.
Hace unos meses desapareciste, me dejaste de hablar, no me hablabas por el messenger y tuve la sensación de que nuestra amistad se había acabado, pero no, has vuelto para decirme esos te quiero tan sinceros y dulces.
Tengo que reconocer que te he echado de menos, diamante.
Oye! Que te debo un batido de fresa, ñeñeñe! TE AMO diamante mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario